
Hambrienta de tu voz,
asi me encuentro,
apenas tu risa que acaricia mi vida,
una imagen lejana,
otra vez la desdicha.
Y no saber si lloro de angustia,
o porque ya conozco la nostalgia...
es un dolor que se repite
un dolor conocido
se convierte en un miedo sin destino.
Un amor que se bebe amargamente,
que aunque cierres los ojos
regresa sin piedad,
con la perseverancia de las horas oscuras
el te sabe encontrar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario