viernes, 4 de mayo de 2012

Y al final del mar,
solo el silencio,
como un templo enorme
donde rezar la ultima plegaria,
esa ola que envuelve
cuanto toca.

Ese final del mundo,
esa cosa lejana,
fuego frio,
que me espera
apasionadamente hermosa.

Un murmullo
de viento,
frio, caliente,
un pedazo de vida
que vuele destinado a un abismo.

Al final de todo,
la terrible certeza
de que lo mas bello
va llegando,
en silencio,
como ausencia.