
Tu y yo nos conocimos,
entre las negras sombras de la soledad,
como ángeles perdidos,
nos buscamos,
nos tuvimos...
Nadie fue mas dulce que tu cuerpo,
ninguna risa mas clara,
nadie tan delicado y dulce
como tu cuerpo
con mi cuerpo.
Fue el momento justo,
el tiempo exacto de los besos,
los cálidos abrazos,
las risas y los secretos
que tu y yo nos susurramos.
Te fuiste
muy rápido te fuiste,
a otro mundo,
quizás a otra vida,
quizás, solo te fuiste.
Pero siempre andas en mi corazón,
como un duende divino,
como mi hada de los sueños dulces,
como la mujer
que quizás siempre soné...
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