La noche me muerde los talones,
esa oscuridad sin cuerpos,
las manos sin caricias,
o la boca sin besos...
El silencio sin nombres
las lágrimas sin sueños,
la noche,
me muerde los talones
y el corazón que no encuentra consuelo.
Haciendo de las sombras,
todos los recuerdos,
haciendo de la magia
el único consuelo.
Y la noche sigue,
mordiendo el alma y los talones,
buscando la herida donde anidar,
para quedarse eternamente,
para quedarse...
No hay comentarios:
Publicar un comentario