domingo, 23 de febrero de 2014

Caminando.


Yo miraba el camino,
que abrupto y sinuoso,
se hallaba ante mis ojos
desolado y vacío.

Sus márgenes resecas,
sin arboles ni espinos,
no ayudan al viajero
en su largo camino.

El polvo cual presagio
de futuro destino,
queda pegado al cuerpo.

Y al filo de la tarde,
cuando el sol se haya mas alto
y mas solo el camino,
se oye, no se sabe como...
el canto de los grillos.

Nines.

No hay comentarios: