Te seguiré escribiendo tu ya sabes..., lo viejo tiene el gusto de lo añejo. Te seguiré escribiendo ya sin sauces, sin melancólicos lloros de guitarra, sin extraños sonidos discordantes. Formare con tu imagen, ya lejana, como un cambio armonioso de estaciones. Y seras cigarra o nido, o tal vez lluvia y frío o calor safocante, o tal vez hojas secas. Quizás un sueño eterno en mi vieja primavera, safica esta noche, mañana ninfa. Y al final seras, la muerte mas fría y mas herrante.
¿ Que le puedo pedir yo a esta noche? ¿que puedo añorar en cada instante?, siento que se rompe muy adentro, el fuego vital que me enjendrastes. Siento un goce alocado, primitivo, un deseo perenne de soñarte, una ansiedad que abrasa mi garganta para olvidar tu nombre en esta noche. Y escucho alucinada cada ruido, por ver si escucho un sollozo entre las sombras, un sollozo cruel, casi apagado, como el amor que me enseñastes.
! Que tremenda sensación !, saber morir por ti, saber morir de amor. Dejar que el tiempo pase sin que se atreva a entrar a mi corazón. Yo me doy este lujo, vivir la vida, para amarte como nadie te amo. Morir como todos un poco cada día, pero por amor.
Bebí de tus labios para calmar mi sed, después me mire en tus ojos, para reconocerme en ellos,más tarde aprendí a acompasar mi corazón al tuyo, para sentirme viva, toque tu piel y supe que ya jamas podría perder su calidez sobre la mía. Tu no estas, pero yo te tengo, tus palabras, tus sueños, tus esperanzas... son hoy tan mías como siempre, como lo fueron aun antes de conocerte. Tu y yo lo sabemos, esto no es más que otro trozo de la vida que nos toca, y de esa forma, haciendo trocitos de vidas, inventamos nuestra historia.
viene bajando todo el tiempo por un camino oscuro el pensamiento, y yo a su sombra espero. un camino hacia arriba, el sombrío deseo de tu cuerpo, la única palabra. viene bajando si, oscura sombra, misterioso teorema este pensamiento vacío de palabras. y la espera se alarga, interminable ausencia, deseo interminable de ( tus ) palabras. del tenue sonido de tu voz, del susurro cálido de tu pecho contra el mio. y el tiempo viene bajando, oscuro y espeso por el camino del pensamiento, en silencio.
Ellos saben, los que habitan el cielo, con sus curvados picos arrancar la carne del hueso. Saben los que tienen garras, moverse en los senderos, inhóspitos, salvajes, buscando su sustento. Los que vadean ríos, tan grandes y profundos, como mares sin rumbo. Los que miran el cielo y conocen a través de las nubes, donde hayar su consuelo. Y no somos nosotros, eso lo hacen ellos.