Caminando.
Yo miraba el camino,
que abrupto y sinuoso,
se hallaba ante mis ojos
desolado y vacío.
Sus márgenes resecas,
sin arboles ni espinos,
no ayudan al viajero
en su largo camino.
El polvo cual presagio
de futuro destino,
queda pegado al cuerpo.
Y al filo de la tarde,
cuando el sol se haya mas alto
y mas solo el camino,
se oye, no se sabe como...
el canto de los grillos.
Nines.
No hay comentarios:
Publicar un comentario